Familia

UNA MANO LAVA A LA OTRA

A VECES PARECE QUE SOMOS EGOÍSTAS, Si hablamos de amarnos a nosotros mismos, pero si nos odiamos, será imposible tener compasión por los otros. No en vano Dios nos dio dos manos en una enorme muestra de amor, Ambas manos se aman una a la otra. En esta famosísima frase, una mano lava a la otra y ambas lavan la cara, queriendo decir, cada una es independiente, una de la otra, pueden tener dones extraordinarios, pero una cuida de la otra y ambas pueden a su vez cuidar de otro. El significado del cuerpo es excelso, hay que saber entenderlo.

Cuidar de mi, tratarme con cariño, ver por mi de una manera sabia, inteligente, será corresponder al amor que Dios puso en mi al crearme, es aprender a tener compasión de mí de una manera inteligente. De esa misma manera, yo lo devuelvo  al prójimo, al que tengo cerca.

Es cuando vemos que nuestras manos de una manera independiente pueden abrir y cerrar, dándonos un mensaje de amor. Un mensaje, que no podemos olvidar, Pues el amor, es así libre, como la mano, hay que mantenerlo abriendo y cerrando, que pueda quedarse ahí, sin ahogarlo, retenerlo sin aplastarlo, lo mismo al hijo, que al amado. Se escribe fácil, se vive muy difícil. Ni siquiera en las mismas comunidades religiosas se ha podido entender esto. Nadie puede apresar al otro, en ese momento el amor se ahoga, las manos son el símbolo del amor.

Y  ahora, hablando un poco de los ojos,  también tienen dos funciones, abrir y cerrar. El ojo, cuando está abierto tiene la función de ver. De la misma manera que el ojo cuando se cierra, tiene la función de mirar hacia adentro, a esto se le llama meditar, cerrar los ojos no sólo es para dormir, también somos personas, por ello, hay que saber que el cerrar los ojos es ver para adentro.

Pero, si el ojo está abierto, no sólo puede ver, eso lo hace cualquier animal, el ojo tiene la función de ver, y también de mirar, esta función la tiene por ejemplo el ojo del ciego, quizá su ojo no ve, pero si puede mirar. Esta es una función que podemos aprender, pero para ello, necesitamos estar despiertos, no sólo con los ojos abiertos, sino despiertos, atentos. en contacto. Saber estar ahí, en cada momento, por mas cansado que resulte, aunque al ser humano le cueste tanto trabajo. El cuerpo humano tiene esto de maravilloso, por eso hay que aprender a conocerlo.

Fuente: Lic. Maruca Serrano

Comparte: