El amor es algo que se da, como te has dado cuenta, el amor es respeto, aceptación, compartir, agradecer, perdonar, querer, vivir, pero sobre todo…. el amor es y son tantas cosas hermosas.

Cuando hay amor entre un hombre y una mujer, surge casi de inmediato un fenómeno, esto es, el amor invita a la unión, además hace que se despierte la pasión.

La pasión es buena cuando se usa para bien y es mala cuando se usa para mal, por ejemplo, matar por pasión y odio, o amar a la familia en plenitud y con pasión. Entonces, lo que sucede con los novios es que quieren TODO…. pero sin ningún compromiso, y eso en vez de amor es mucho más que irresponsabilidad, un signo de egoísmo.

Lo bueno y malo dependerá de lo que tú quieres para tu relación, es decir, si quieres una relación que te lleve a Dios o simplemente que sea una relación y ya.

Tener una relación que te lleve a Dios es respetarte, respetarse uno al otro, amarse, es no hacer cosas que a ti no te gusten, o que no te harías delante de los demás.

El amor invita a la unión, es decir, una vez que descubres el amor, quieres estar con la persona amada, sino fíjate simplemente en una amistad, cuando tienes una amiga y la quieres, deseas estar con ella; platicar, salir, platicarse muchas cosas, pero abiertamente y delante de quien sea… Pues bien, en el amor éste llamado es más fuerte y quieres estar con la persona amada mucho más tiempo y con más intensidad.

Sin embargo, el noviazgo sirve para conocerse, para ver si pueden en un futuro formar un hogar, para que se descubran como amigos, como compañeros, pues en la vida eso va a ser lo que más cuente. Pero la persona no es solo entendimiento, es alma y cuerpo, por lo que el cuerpo también irá pidiendo cada vez más. Es muy normal que dos novios quieran estar solos para tener una relación de mayor intimidad, pero si eres sincera, sabes que verse a solas y empezar a intercambiar muestras de cariño, los va a llevar a un punto sin retorno, de tal excitación, que terminarán teniendo relaciones sexuales y las cosas acabarán donde no creo que tú quieras llevarlas.

Fuente: Lic. Maruca Serrano