Espiritual

El diablo mostró a Jesús los reinos del mundo y le dijo

El diablo mostró a Jesús los reinos del mundo y le dijo:

Te daré el poder y la gloria de todo esto…si tú te arrodillas delante de mí. Lo malo de la tentación es que se nos presenta tan disfrazada que apenas logramos reconocerla como tal.

En “La alegría del Evangelio”, el Papa Francisco señala cuatro tentaciones: la acedia egoísta, el pesimismo estéril, la mundanidad espiritual y las guerras entre creyentes.

Esas tentaciones nos alejan del camino para conseguir lo mejor de nosotros mismos y anunciar el Evangelio. La gran tentación es la de volver la espalda a la verdad. La de pretender ignorar el plan de Dios y nuestra propia dignidad de Hijos de Dios.

De ser tentados pasamos con frecuencia a ser tentadores. Tentadores de los demás y hasta de Dios. Lo tentamos cuando olvidamos su amor y adoramos a otras cosas como si fueran un Dios

que pueda salvarnos y merecer nuestro amor. Lo tentamos cuando pretendemos ser la fuente :

de la fe y la esperanza,

del amor y la vida,

de la paz y la justicia.

Tentamos a Dios cuando olvidamos a nuestros hermanos que también lo llaman “Padre”.

Será necesario revisar las tentaciones del tener, el poder y el placer, que continuamente tratan de desviarnos del camino del Señor. Señor Jesús, tentado como nosotros, gracias por habernos revelado, con el ejemplo de tu fidelidad al Padre, el camino de la felicidad. Amén.

Fuente: Padre José Román Flecha Andres

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