Familia

LIGEREZAS

Mucho se habla de hoy de ligerezas, ligerezas al comer, ligerezas al vestir, pero las realmente molestas, indeseables y a veces detestables, son las ligerezas al pensar y hablar.

Hoy en día se puede ver que qué facilidad se destruye un matrimonio, una fama y hasta una vida. Acaso nunca has oído, en el compartir una mesa entre amigos: “Oye, si realmente él es así, pues divórciate, qué estás esperando, si naciste para ser feliz, búscate otro, y sobre todo, procura que tenga más dinero, o entre niños adolescentes una ligereza de “ya viste, es gay”, o ese es homosexual, comentario, que con poco o nada de cerebro y de mucho pero menos calidad, sus papás dan por cierto, fama y reputación que quedan deshechas e irreparables con un simple y ligera manera de comentar, o en otro momento en que se ve a la amiga preocupada y llorando, y por consolarla le aconsejan: “oye, pero si tu puedes abortar, cual es el problema, eso es tan sencillo”. Un simple comentario puede acabar con una vida. Mira, le dice un cuate al otro, “hoy todo el  mundo es infiel, solo un ratito y te quitas la curiosidad, total, ni que se fuera a enterar”.

Ligerezas en el pensamiento, en el hablar, en la consciencia,  ligerezas que destruyen, que aniquilan, que matan, si, que matan y acaban con un matrimonio, con una vida, con la honra.

Ligerezas asesinas, que saltan de la boca, del comentario sin fundamento, de la consciencia……… ¿consciencia?, ¿consciencia?, porque en realidad, más que este artículo se llamara ligerezas, se debió haber llamado SIN CONCIENCIA.

Fuente: Maruca Serrano de Ortega

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